Empieza a Fluir.

Encuentra tu Equilibrio.

El movimiento siempre ha sido una gran parte de mi vida…

seguir avanzando y creciendo ha formado parte de mi espíritu, 

también el de mantenerme activa.

Quien Soy.

A una edad temprana, cuando tenía 3 años, ya comencé a practicar gimnasia artística.

Durante toda mi infancia y adolescencia pasé por varios estudios de ballet y salones de baile. Lo he probado todo: danza moderna, clásica, de salón y tradicional. Lo que pasé haciendo durante años fue… ballet. Me encantó la disciplina y la cantidad de esfuerzo, dedicación y determinación que requería para progresar. Le dediqué más de una década de mi vida. E incluso hoy, puedo apreciar los beneficios de los esfuerzos de aquella época. Nuestro cuerpo tiene una memoria muscular asombrosa. Nunca dejará de sorprenderte si sigues estando activa.

Después de graduarme y entrar en la universidad, tuve mucho menos tiempo para dedicarme al ballet por lo que busqué otras formas de relajarme y desconectar. Es aquí donde encontré en la práctica de la gimnasia y el aeróbic una excelente forma de liberar tensión y desconectar. En esta etapa es en la que llegó mi primera oportunidad de ser tutora y entrenadora. Enseñé aerobic a un grupo de mujeres durante una temporada.


Tras esta etapa, mi vida cambió hacia una vida más rutinaria... trabajo, familia e incluso un hijo. Aun así, logré mantenerme activa, aunque requirió de mucho más esfuerzo y voluntad. Siempre es más complicado encontrar tiempo para ti y salir de casa para ir al gimnasio y desconectar.

Hasta ese momento no había tenido contacto aún con el mundo del yoga y tenía una idea, equívoca, de que era algo “para hippies”. Así que con la curiosidad que me caracteriza, le di una oportunidad y me fui a probar una clase de yoga en Kiev. Pero me llevé una desilusión, la clase me decepcionó mucho, ya que todo era lento y aburrido. Tanto fue el aburrimiento, que hasta me quedé dormida al final de la práctica y juré no volver a intentarlo nunca más.

Pero entonces mi vida dio un giro… ¡me mudé a Barcelona, con mi familia!

Nada más llegar dediqué mi tiempo libre a aprender un nuevo idioma y surgieron nuevos retos y obstáculos con los que lidiar. Uno de esos retos y a su vez obstáculos a confrontar era el de estar un poco perdida en un país nuevo para mí. Tras un tiempo esa inquietud que me caracteriza, el movimiento, el no parar jamás y mirar hacia adelante más allá de las circunstancias que nos rodean resurgió. Es así como logré conectar con mi búsqueda de un propósito… algo que cada vez se iba esculpiendo y concretando más en mí.

Tras mi paso por varios gimnasios sentí que no acababa de encontrar mi lugar… cuando inesperadamente, volvió a mí algo que temía haber dejado atrás pero que se fue concretando más adelante, ya intuiréis a lo que me refiero, ¿verdad? Sí, así es… resurgió en mi el YOGA, así en mayúsculas, en la práctica encontré mi sentido, una meta a superar y sobre todo un camino a seguir.

Fue así como se fue aconteciendo mi historia para unirme a este nuevo camino que se cruzó en mi vida. Un día, una de las madres del colegio de mi hijo me recomendó un estudio de yoga en el que una profesora lo enseñaba en ruso. No es que estuviera buscando una comunidad rusa, sino más bien un lugar al que pertenecer, así que, decidí intentarlo. En esta ocasión fue una experiencia diferente y renovadora. No estoy segura qué fue, pero... sentí una conexión con la maestra, que desató en mí una lucha interna por querer escapar de una vida rutinaria mediante la práctica.

El Yoga se convirtió en una salida para liberarme y sentirme más a gusto. Al poco tiempo me enganché al Yoga y poco después comencé a ver los cambios en mi cuerpo, en mi vida y mi salud en general. La calidad de mi vida mejoró profundamente y de forma acelerada mediante este nuevo hábito… practicar yoga a diario.

Así pues, una vez comencé a progresar en mi práctica de yoga noté los beneficios en mi estado de ánimo y bienestar general. Sentir esos cambios y esa progresión en mi me avocaron a amar la práctica del Yoga hasta tal punto de sentirme una adicta al yoga, por lo que llegaba a practicar hasta 2 clases sólidas al día los 7 días a la semana. Me sentía tan bien, que me puse más en forma que nunca, mi carácter cambió a mejor. Noté en mi la energía positiva y cálida que inspiran las prácticas, pasando está positividad hacia las personas que me rodeaban, pero también conmigo misma.

Pero todavía estaba deseosa de más, aunque aún no tenía un objetico en claro. La respuesta llegó cuando me pidieron que impartiera una clase como sustituta. La experiencia sería difícil de describir, tan solo puedo decir, que me sentía feliz, enérgica y en un estado eufórico.

Todo esto me llevó a la conclusión de querer formarme como profesora de yoga y compartir esta pasión con los demás. Tome cualquier oportunidad que se me presentaba para ir mejorando mi práctica y mis enseñanzas de cara a mis alumnos mientras iba terminando mi formación YTT (Yoga Teacher Training) al mismo tiempo. A raíz de esto, me invitaron al poco tiempo a impartir clases regulares en varios estudios de yoga en Barcelona. Tuve la suerte de siempre poder llenar las clases y de también lograr poner una sonrisa en las caras de los alumnos. Al fin encontré mi vocación. Para mí el yoga es una manera de vivir la vida de forma harmoniosa... por lo que hoy por hoy me cuesta imaginar no poder impartir clases.

A día de hoy soy una exitosa profesora de Yoga, cofundadora de la plataforma de yoga online YOGAVERSO y la socia de FLOW STUDIO by Dasha y Adriano.

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