Avryl Vizoso
"Yo te enseño yoga, pero quien realmente te enseña, no soy yo, es el yoga quien lo hace. Honrada de poder acompañarte en el proceso".
“No puedo separarme del aire que respiro” fue lo primero que sentí haciendo los primeros saludos al sol en mi primera clase de yoga.
Ese hilo invisible, que me une a todo se hizo tan evidente que no pude ser la misma después de aquella “revelación”.
Mi primera hija acababa de nacer y yo me las ingeniaba para cuidar a una recién nacida mientras me recuperaba de la cesárea. El día que hice yoga por primera vez, hace ya más de 17 años, regresé a casa con el ánimo renovado, los ojos brillantes y la felicidad de encontrar algo que me llenara tanto.
Desde entonces el yoga ha sido mi mejor aliado para llevar una vida madre, guía de familia, profesional y mujer. Las tradiciones que más he explorado son el Iyengar yoga, Ashtanga Vinyasa yoga y Anusara Yoga.
Entrego mi trabajo como una ofrenda y siento un gran honor ante la posibilidad de ofrecer la herramienta del yoga a todo aquel que pueda usarla para su desarrollo.
Tantos años de práctica y enseñanza han elevado mi capacidad de percibir y escuchar.